martes, marzo 30

...

ahí estas pintor

ahí
dejándome fuera de



yo que no creía en el
rectángulo
que prendía fuego atardeceres de
oleo


quisiera vestirme ahora con
retazos de
tu tela


pedirte pincel y
una mano o
dos
para hacerme eterna
ahí
donde nunca
estuve

jueves, marzo 25

Rapidito n° 17

Dos cartas. Las ves, no te convencen pero sabes que son buenas. Son buenas pero otro puede tener mejores. Miras fijo a los ojos a todos y cada uno de los jugadores. Queres ganar. Te sentís victoriosa, segura, confiada. No son las mejores pero son las que te tocaron. Y es un juego, hay que saber jugarlo. Uno a uno van realizando sus apuestas, algunos se retiran, otros seguimos. Y llega ese momento, el que tenes que decidir seguir o irte. Irte y perderte todo lo que puede pasar después. Huir por miedo, por cobardía, por no saber entregarte a algo o alguien. Pero no sabes de donde sacas esa fuerza que te hace cerrar los ojos y jugartela all-in.

sábado, marzo 20

Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia n° no se

No sabia como hacerla palabras. Si alguien me daba un diccionario, o tres, yo seguía sin poder hacerla palabras. Es que hay muchas que combinan con ella y otras que van conmigo. Las palabras salen de adentro, de la cajita de palabras que tenemos en el medio de la panza (o por ahí). A veces quieren salir todas juntas, todas disparadas como balas, una tras otra o todas enredadas y es ese el momento en el que se te hace un nudo en la garganta. No es flema, no es nada de eso, son palabras. Son tantas que no pueden salir. Todas desordenadas y sin ganas de ser una idea interesante. Ni siquiera pueden ser algo feo, o malo, o tonto. No salen. No quieren o no pueden o se enojaron conmigo. Y yo muero de ganas de hacerla palabras, de poder ponerle una palabra a cada uno de sus movimientos, de sus miradas, de sus besos. Pero no hay. Tendré que inventarle una palabra y regalársela. Y que sea esa palabra, que va a ser la mezcla de muchas palabras que es y que me cuesta decirle.

lunes, marzo 15

Me dejo llevar...

Te veo, te veo a unos metros de mi. Te examino, tu cigarrillo se consume, pasaron unos minutos desde que le diste la ultima pitada. Estas hablando, moves la manos como todo tano (eso te escuche decir alguna vez), tus gestos, cada uno de ellos me invaden. Me gusta tu media sonrisa, el blanco de tus dientes, tu nariz. Se que me gusta el perfume que llevas por mas que no lo pueda oler, se que en la parte inferior de tu espalda tenes una cicatriz. Mirame si te gusto. Mirame si te gusto a la una, mirame si te gusto a las dos, a las tres. Mirame! No lo haces, ni siquiera me haces creer que lo vas a hacer. ¿Por qué no te animas? ¿Por qué no miras mis ojos y no sólo mis tetas? ¿Qué te habrán dicho de mi? Veni, mirame. Observa detrás de mis ojos. A través de ellos, penetra. Ese es el lugar donde soy, donde estoy. Detrás de mis ojos. Seguís hablando. Sos lindo. Lindo de lo que es lindo para mi. Sos inteligente, me dejas sin palabras, sin puntos, sin comas, sin nada. Mirame. No aguanto esta idea de no conocernos porque no te animas a mirarme. Hacelo, acá no hay nada de lo que queres, no perdes nada con mirar. Acá hay locuras, besos, hay excesos. Hay amor.