jueves, agosto 5

noche II


El whisky calienta el pecho baleado por amor.
Y en su cabeza una voz en off no para de repetir: "El alcohol no cura las penas, solo las retrasa."
Pero el maravilloso liquido de malta ya llego a las penas. Y las vomito. A todas. Vomito penas, pedazos de alma.
"A mi eso no me pasa. Yo no tomo nada.", escucho a lo lejos.
Y el mareado mundo se le presento ante sus ojos. En esos momentos que una luz sobrenatural ilumina nuestra sabiduría y creemos conocer todo el universo el baleado sentenció: "No me importa que tan abstemio seas, te vas a morir igual."
Se choco contra todas las paredes camino a su casa. Después abrió otra botella.
El alcohol no cura pero acompaña.